Es verano, y el cuerpo lo sabe

VERANO, Y EL CUERPO LO SABE


A mediados del mes de febrero  me fui un rato a pasear por Casma, exactamente a la playa Gramita. 

Mis padres querían regalarnos un viaje para olvidar frustraciones, lo bueno es que resulto mejor de lo que creí. Jamás lo olvidaré.

En segundo ciclo mis compañeros de clase fueron a esa playa con la profesora de cultura, ella lo organizo como una excursión para visitar algunos restos y por supuesto para divertirse.  Paseo que me perdí por falta de .... ¿dinero? ¿motivación? ¿ganas?
Simplemente no fui.   

En un inicio creí que Gramita era simplemente un playa como todas, arena y olas. Nunca me imaginé lo que pude apreciar ese día. 

Gramita es un lugar pesquero, sus pobladores son personas amigables, mucho más que en cualquier lugar.

Se puede observar mucha vida en esa playa, tal ves  no es tan conocida pero tiene muchos atractivos. Esta playa es muy rica en la fauna marina. 
Me recuerdo mucho de ese viaje y mi cuerpo aun lo conserva (tengo una herida que me lo recuerda). Lo único insoportable es el olor a pescado, es tan fuerte, que a veces me mareaba más que el golpe de calor. 
Aún así es genial, la verdad no me gusta el sol de hecho ni broncearse ni salir a pasear, si hay calor.  

Ademas de sus atractivos pude apreciar a un cachorro, ¿sabían que? los animales especialmente  los perros no pueden estar en la playa, puesto que, puede afectar su salud, supuse que sus dueños ignoraban algo tan importante como para traerlo a un lugar así, y con el sol que ardía.





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